miércoles, septiembre 02, 2009

Anoche Longobardi durante todo el programa se preguntó si hay libertad de prensa. La pregunta menos patética es si va a haber libertad de prensa una vez que se apruebe el proyecto oficial. La paradoja es que todos decían, libremente, que no hay libertad de prensa. Conviene evitar las visiones simplistas, no dramatizar las cosas ni emblocar a santos y réprobos, y medir las consecuencias esperables para lo que realmente importa, la libertad de prensa. La libertad de prensa es lo que realmente importa. Sí. Alfredo Serra dijo que la libertad de prensa es la libertad de empresa. Que la condición para que haya libertad de prensa es la libertad de empresa. Quiso desarmar, según él, una zoncera de la Unesco. De paso Serra dijo: igual, esta ley el próximo Congreso la tira abajo. El problema, según Serra, es el Estado: Perón era horrible, los militares eran horribles. Para muchos el proyecto democrático tenía un solo sentido: desarmar al Estado. La simbiosis entre democracia y mercado no permite siquiera discutir las condiciones del mercado, porque eso lleva al terreno de las regulaciones. Por supuesto que nada es tan así, pero los reflejos de muchos actúan así. Preferí el espíritu del debate en TN a la misma hora. Debatían Rossi, Pinedo, Lozano y Katz. Y lo hacían con tanta amabilidad que ya no se parecía a un debate. Si es que el paradigma de un debate sigue siendo la zalipa de Caputo a Saadi, allá lejos. No me molesta la amabilidad por cierto. En Lozano era atendible no sólo la argumentación sino la incomodidad y su capacidad por hallar matices que lo diferencien claramente con el proyecto oficial. Alrededor de lo público y del "ojo al piojo" trazó sus coordenadas: ojo con inflar otro monstruo, dijo, y ojo con confundir gobierno con Estado, y Estado con lo Público. Rossi en algún momento se preguntó de dónde es que salió el gobierno, de qué fuente extraña. Y yo creo que la intensidad contrarreloj de estos meses de gobierno es el ejercicio de sus propias paradojas: el gobierno no quiso saber qué son exactamente unas elecciones legislativas, las transformó en ballotage, perdió, y ahora les vuelve a dar la entidad que siempre tuvieron. Los otros no saben exactamente qué ganaron ("ganamos nosotros, ahora nos toca a nosotros"). En cuanto a Lozano, corre aún mas por izquierda un diagnóstico del gobierno: su visión voluntarista de una sociedad que abraza la palabra participación. A una ley (¡pueblos originarios, organizaciones sociales, comunidad!) la metáfora del raiting: mayoría silenciosa. El Estado no es horrible. El presente es horrible.

3 comentarios:

Pablo dijo...

la noticia top no es la de marcos novaro sino la del tipo que se murió por una suicida que le cayó encima. conocía una historia parecida, con un caniche suicida y un infartado que vio todo; dos humanos muertos y un animal, un desastre. Lozano se olvidó de los derechos de los animales.

Tonga dijo...

¿El presente es horrible? Con respecto a qué, con qué se lo compara. Yo no estoy tan seguro de que sea horrible, más bien se me aparece como una gran oportunidad si es que queremos salir del lamento y empezar con la construcción de abajo para arriba ya que de arriba para abajo sería tonto esperarla y además no serviría, suponiendo que se quisiera. La oposición no tiene nada, ni líder, ni cuadros, ni apoyo, ni ideas. Quedó claro después del 28J. ¿Y nosostros? El eje son los trabajadores. Alguién en este blog se preguntaba por el sujeto del kirchnerismo, bien, son los trabajadores y además deberíamos terminar con la idea de que existe algo como el kirchnerismo. Dejemos de discutir personas y vamos por la discusión de políticas. Los programas, los proyectos, los cuadros, tienen que salir de los trabajadores, de las necesidades de los trabajadores, desde ahí se construyen los programas. Un problema pricipal de la gestión: en las estructuras estatales hay pocos cuadros, ni hablar de cuadros peronistas. Quizá haya que buscar ahí la herencia de Alfonsín y Menem.

Fede Vazquez dijo...

hace dos días leí la ley. Lo recomiendo. Después de una primera impresión de que se trata de un texto un tanto impenetrable, la cosa camina, y casi que se entiende todo. Después de ver algunas de las cosas que se debaten por los medios, confirmo la sospecha de que además de un problema político-ideológico, nuestros dirigentes tienen un problema de nivel, de compromiso con cuestiones básicas: leer la ley. Yo creo que no sale, ojalá me equivoque. igual la ley no es perfecta ni en pedo. Las cosas que señalan los opositores sobre el órgano de aplicación por ejemplo son atendibles, más cuando con la nueva reglamentación el estado tendría el 33% del espectro. ¿Se imaginan un gobierno de Macri poniendo basura eclesiástica y neoliberal en todos esos espacios?