La peor obsesión de un narrador es la poesía.
Su incapacidad poética, digamos, es su obsesión.
O sea, el malentendido extremo de lo que entendió por poesía.
Todo discurso no liberal está a la izquierda del discurso liberal.
El problema mas grande de un narrador: no entender ni la poesía ni la política, o sea, su lengua.
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