jueves, septiembre 14, 2006

Lo que fuimos, lo que somos, lo que seremos

Hoy ya somos muchos mas los kirchneristas. Hubo que encontrarle la vuelta, porque al principio, claro, todo parecía una operación de absoluta impunidad de los ricos morales de la neoburguesía improductiva que desde el campo de soja popular de la clase media disparan sobre el sentido común hasta volver la palabra Pueblo un rostro desteñido de sus mejores sueños cubanos.

En fin, el kirchnerismo es mas serio, es, por suerte, una fuerte operación de poder real cuyo sustento opera entrañablemente sobre los pilares del relato del confort: tragar sin culpa, se llama.

Lo conozco al que escribe desde que éramos jóvenes, bellos e ingenuos. Nos agradaba la cantata de Casullo tanto ("Paso a paso/ los comandos de las FAR...") como hallar una nueva forma de pensar la luz de la poesía del '40 (cuyo axioma escribió años después el mejor poeta Madariaga: el grabado de un orden bárbaro) en medio del subsuelo sublevado.

Recibí también el libro de Larraquy: la entraña del monstruo. Pero tiene una perspectiva eficaz: ya se puede narrar (sin el peso de la palabra genocidio ahogando la pluma) la forma en que la política se hizo religión, la continuación de la política (esa práctica exclusiva) bajo formas religiosas, la guerra política hasta hallar en medio oriente su sustento fundamentalista. Amalgamar el aura del Chacho Peñaloza con el incienso palestino (si leés el Facundo te das cuenta que... Sarmiento adivinaba esa conjugación mística).

La guerra no es sólo un hecho policial, ni moral, ni lucha de clases, la guerra es un suceso privado. Bah, lo que dijo Mirta: toda guerra es interior. Eso.

Mientras unos administran la paz social, otros la pos-guerra: el pacto social.
Eso diferencia a una P de otra.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Che, Martín, todo bien cuando hablás de política, pero cuando periodizás la poesía meás fuera del tarro. La obra de Barbieri, Roxlo y Castiñeira de Dios, poetas del 40, poco tiene que ver con el "grabado de un orden bárbaro". Eso lo dice Madariaga, un poeta del 50, que en el 50 se quedó solo con esa idea. Aunque Perlongher la continúa, canbiando "bárbaro" por "gay". ¿Estamos?

Anónimo dijo...

Jovenes sí, pero bellos (si se trata de vos y Llacha) creo que nunca.