domingo, abril 06, 2008

Paraguay


Rey algodón en el Chaco (huérfano)

Cuando decía “Chagas”, “mamá tiene Chagas”, lo decía
como aturdido, como esperando una respuesta
de la ciencia dura y de la cuenca dura (de la leche
que abrazaba como un manantial
de sangre blanqueada en la raza),
tomaba leche amarga, pero entraba de noche a un cuarto
y pedía la teta de una madre. Casi era un susurro
¿Y qué podían hacer si no negártela?
Tengo hermanos, le dijo uno.
Somos muchos, le dijo.
Y así.
Se repetía la escena en interminables ruegos, hasta
que te colgaron una campana sin que lo sepas, en la espalda.
Para oírte llegar, y trancar la puerta.

1 comentario:

nv dijo...

hermosso!
(y triste)