lunes, diciembre 03, 2007

Tengo una sensación ambigua: siento que no sé si soy tan chavista, o con la misma convicción con que sí podría decir: sé que no soy anti-chavista. Chávez, a esta altura, debe reconocer que el ruido de sus internas empieza a ser un resquebrajamiento mas elocuente de otras cosas, de otras causas (hablo de ese combo de ex esposas y ex manos derechas militares con que se va poblando su oposición). Pero sobre todo esto: su accionar para producir una precipitación social en Venezuela es una especie de defecto endémico de su gestión, motivado porque él precisa el quiebre, porque su propio poder, aún en lo formal, y a pesar de las ya numerosas consultas populares y el golpe de estado fallido, sigue el curso de un país cuya tradición republicana (con todo lo relativo que eso puede tener en este continente) no es menor, es decir, Chávez proviene de las urnas para bien o para mal, es un sobresalto en una continuidad, así que esa legitimidad de origen también es un límite de reglas de juego cuya renovación total o ruptura tiene límites. Chávez no hizo una revolución, en tal caso y siendo generosos, la está haciendo. Y ese hacerla convierte a su cruzada en un programa de reformas sociales que nada indica su irreversibilidad, y pareciera que la polarización que acá juzgamos como “precipitada” por necesidad política, debiera ser mas latente que manifiesta, podríamos empezar por pensar los altos niveles de abstinencia electoral como síntomas de algo. Al menos institucionalmente al jugar tan al límite empiezan a rebotar los tiros. Uno podría decir, ¿no está llevando las cosas demasiado lejos? ¿No está haciéndole a la sociedad venezolana mas preguntas que las que la misma sociedad soporta?

3 comentarios:

SL dijo...

chávez + colombo/pascual/baylac = NK-CF?

SL dijo...

bueno, ese "-" no quiso ser un "menos", quiso ser un guión

Martín dijo...

Puede ser...