La violencia guerrillera es la violencia asumida públicamente. La diferencia entre el embrión de las 3 a y el posterior y sistemático terrorismo de estado con la guerrilla, quizás se base en cuanto a la práctica de la violencia, con la imposibilidad de asumir públicamente lo hecho, y en eso yace en parte la posibilidad de la dignidad política. Es cierto que la violencia, a secas, pareciera contener un mensaje universal, casi apolítico hoy. Pero habría diferencias explícitas en las formas: la guerrilla sí podía hablar en términos de excesos (como la hijita de 3 años de…), pero no es que el “exceso” fuera todo el contenido de esa forma, era imperioso para quienes no conformaban un ejército regular precisar exactamente cuáles eran los límites, nítidamente los límites, en los cuales se ejercía la violencia. El ERP, aparentemente, ni siquiera habría torturado al "Oso" traidor del combate de Monte Chingolo, es decir, al filtro responsable de las cientos de caídas en ese combate que devino en masacre. Por su parte, el exceso era la forma de la violencia estatal, con el ingrediente constante de su invisibilidad, a partir del 24 de marzo.
Hoy, en la ciudad de Buenos Aires, existe el RECEP, como un organismo fuera de nivel, que orbita alrededor del Ministerio de Medio Ambiente, y que actúa como grupo paramilitar encargado de una sucia limpieza del espacio público a partir de la amenaza ilegal a cartoneros, acopiadores, etc., sostenido por mano de obra desocupada, al estilo de las canallas viejas patotas de la CMV, brazo armado de Cacciatore.
La comparación en este post del RECEP con las 3 A, también, habla de la violencia de esta época. Y me hago cargo.
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