jueves, diciembre 31, 2009

El secreto de esos ojos


La víctima: mujer. Maestra. Bella. Inocente. Todas sus virtudes exacerban al energúmeno…

El victimario: hombre. Derecha. Psicópata. Macho futbolero.

El héroe: un héroe laico. Casi abogado. Oficial de justicia en medio de un estado fascista y peronista, una máquina del crimen duro, de la violación y la tortura. El personaje alcohólico (la mano derecha del héroe) es el compañero ejemplar que muere por el otro, preso de su enfermedad, que conoce el bajo fondo, que siempre es abandonado por la mujer… Los héroes son débiles hombres de Ley en medio de la ley del mas fuerte: no hay lugar para ellos, uno muere, el otro se va al norte, y esperan (en la tierra y en el cielo) que la historia reponga su lugar.

La familia de la víctima: un modo de amor que se apega a la víctima. Que ronda el resto de su vida sobre ella. Que detiene su tiempo en la ausencia.

El desenlace: ese espacio histórico no cedido aún al status de los crímenes de lesa humanidad en el que un hombre elige prolongar por mano propia los alcances de una justicia impotente y que se revela como el centro de toda justicia humana. Lo mas humana posible.

El secreto de sus ojos continúa la historia oficial desordenando su relato, dispersando el juego mas allá de la historia política, componiéndolo en un escenario gris, previo a la dictadura, en las contradicciones judiciales de un Estado que aún cuenta con voluntarios del estado de derecho mientras se cablea mas y mas, y se llena de patotas, y se empieza a cerrar el círculo del sistema represivo. O sea, en el imaginario videlista, esos descontrolados falangistas iban a ser reintroducidos, o, en muchos casos, marginados (por sus “vicios”) por la camaradería castrense (igual de corrupta y mas sofisticada) centralizada. El secreto de sus ojos es un filme acerca de la inocencia absoluta de la víctima. No hay un filme de una víctima tan "inocente", y a la vez, porta algunas verdades y novedades.

Teoría del demonio: por método lombrosiano se deduce quién es quién. En algún momento pensé: la violó Pablo Rago. Pero eso volvía a la historia un simple policial y arruinaba las expectativas infantiles de todo espectador: que el malo sea todo lo mas malo que se pueda. (El otro problema de Rago es que a muchos nos quedó patentada su voz en clave de sol: es muy difícil que la arrastre hacia otro lado. Ese es el problema de los actores de la tele, por ejemplo: ¿era creíble que en Crónica de una fuga te secuestre Pablo Echarri, acompañado de una patota que se parecían mas a Los Babasónicos que a los “ordinarios” de una patota? Todo es creíble, todo es creíble, en un país increíble.)

Quiero decir: El secreto de sus ojos no abandona esa estructura con la que se cuenta y se va a contar la dictadura. El secreto de sus ojos es La noche de los lápices, es La historia oficial… es un relato de Estado. Y quizás, porque algo de eso se parecerá a lo que fue el Proceso, toda su idea es la de un orden perdido en el laberinto del terror cuyo hilo no se pierde nunca, a lo sumo se interrumpe a veces, pero permanece en líneas de continuidad. El secreto de sus ojos nuevamente es el modo en que ese pasado debe ordenarse: es el relato de la ley. Uno diría: ¿la cultura kirchnerista agregó a ese alfonsinismo un leve plus de venganza, una dimensión menos universal que la Gran Escena Judicial, por tener el kirchnerismo una relación mas íntima y próxima al universo de las víctimas? Algo así como que si no hay justicia hay venganza, hay mano propia, pero esa "mano propia" es una representación casera de la justicia: como el ejercicio para-estatal de muchos organismos de DDHH que acopiaron datos, acumularon pruebas, escracharon, bucearon por los intersticios de la ley, hicieron juicios simbólicos, es decir, una "mano propia" que cautiva los hechos a la espera de la Ley. Y llegó, y siempre la ley tiene "el peso de la ley", o sea, violencia. Y digo que el kirchnerismo agregó eso en cuanto a su reivindicación mas palpable de la víctima, a la singularización y la reivindicación menos universal: ¡eran cuadros! ¡Eran compañeros! Pero en El secreto de sus ojos la víctima no es ni siquiera un perejil: es un objeto de deseo puro. Es el cuerpo de una mujer, una cara, ojos y pelo y tetas y piernas hermosas, cuerpo, cuerpo, cuerpo. ¿El secreto de sus ojos es la historia de un Estado Violador, un Estado por mano propia, tipos que a la menor afrenta pelan la pija?

La clave campanellista (esta vez: “todo tiempo pasado fue horrible”) tiene no sólo la idea de que ese tiempo se prolonga en el tiempo de las víctimas familiares, sino que el contrato social se sella entre los buenos: los que vengaron después de que se les incumplió su promesa de justicia. Y sin embargo, esa escena del cautiverio del Monstruo, parece un ensueño, como si los alambres que atraviesa Darín para llegar al casco de esa Estancia de cautiverio fueran el alambrado de la memoria y de la políticas de la memoria, hasta llegar a esa zona en que la víctima ha intercambiado su lugar: quiere tener al otro ahí, con ella. Un matadero laico donde no se goza con el dolor ajeno, pero donde se asegura que ese otro no se vaya de ahí nunca más.

7 comentarios:

Fede Vazquez dijo...

uh, me estoy por ir a comer una tarta gallega con la flia y leo esto. Buenísimo.
Agrego lo que pensé de esa peli ni bien la vi y que coincide y no con lo que decís: es la primera película que problematiza la cuestión de la memoria, que la saca del pedestal ético moral de los DDHH. Trasmite algo así como, "mucha memoria te termina enloqueciendo", que es lo que le pasa al personaje de Rago. Esa prisión ilegal (un centro clandestino, al fin) no está justificada, al menos no totalmente. ¿Que se hace con lo que se recuerda? me parece que se pregunta la trama. Hasta dónde seguir recordando, en un sentido "culpatorio", judicial, etc. Lo que dijo recién Guelar..., es el debate que viene, en el año de los juicios y las sentencias.

Pablo dijo...

Feliz año. Mejor imposible.

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

muy bueno che. es y no es una pelicula de la dictadura, del genocidio, de los ddhh. creo que su virtud es por dos de los significantes de "la resistencia": memoria y justicia. pero no historizádolos en la historia nacional, sino como más abstracto: ¿qué es la memoria? ¿qué es la justicia? memoria es origen, es verdad. es un paquete, no es gratuito, pero ahí está todo.
sobre la justicia, el final es increíble, "si no la hace el estado la hago yo" podría decir rago, pero la hace según la condena del estado de derecho "me dijo que le correspondía perpetua".
yo dejaría por un tiempo de lado todos los documentales de la dictadura, de la esma y a los pibes les daría esta peli para explicar qué son la verdad y la justicia y para qué son necesarias.
memo

Alejandro dijo...

Me voy a un costado porque la senda que marca el post es clara.
Creo que hay un dato interesante en el afrontar esa frontera sutil entre la violencia privada y la violencia política (cfr. Una cuestión privada de Beppe Fenoglio - http://www.acceder.gov.ar/es/buscador/creator:Fenoglio,+Beppe) ubicándola en el "tercer peronismo".
Acá hay algo que llama la atención, algo que resalta por contraste con el trasfondo alfonsinista, algo que vale la pena anotar como contrapeso al sentido común bloguero que tiene una de sus patas en el rechazo a la ética y la estética de clase media: los personajes de Darín y Francella son dos homo peronistens. Son dos empleados públicos que se pueden permitir borracheras y desobediencias, que pueden vivir dignamente de su sueldo. Incluso el personaje de Rago es empleado del Banco Nación (o Provincia, no lo recuerdo). La violencia incendia la casa de la pax peronista. La pax donde un "no abogado" podía desafiar a una Secretaria de Juzgado en su propia oficina. La violencia conmueve a estos tipos de clase media. A estos tipos que iban de casa al trabajo y del trabajo a casa. Y ahí hay algo de Sostiene Pereira, hay algo de sentido común democrático que en general es despreciado pero que vale la pena rescatar. Ese sentido común que hace a la violencia (aún bajo la forma más civil de la represión en el marco del Estado de derecho) innombrable incluso para los políticos de derecha. No se puede rajar a un empleado público. No se le puede pegar a alguien que protesta. Esas son las columnas algo herrumbradas sobre las que todavía se sostiene una buena parte del orden.

Anónimo dijo...

Uff, ahora todos los boludos se van a ir a ver esa película. Es mas mala que el post, Martín, no jodamos. Pero bueno, se disfruta igual al menos en la lectura.

Anónimo dijo...

Increíble, realmente. El film y el post. Aunque cuando haces alusión a Darin en rol del “héroe” disiento. El héroe es pablo rago. Darin es un fracasado, con buenas intenciones, un gran corazón y motorizado por ese sabor dulce e incompleto de la duda y el pensamiento. Pero darin es un postergado. Darin, es gris. Darin es esa democracia mediocre y vacía, ausente de pasión. Se da cuenta que ésta, forma parte de sus ingredientes al final, cuando al parecer despertó del letargo. Rago por el contrario es el SER mismo, dotado de pasión, con ingenuidad, persistencia, convicción, verdad, “JUSTICIA”. Es lo puro. Lo que a lo largo de la película brilla en la relación dialécticamente apasionante entre la vida y la muerte, el principio y el fin. El del principio eterno, el del fin infinito. Esa mano, ese sentir que no cree en un estado de derecho, que no le basta, simplemente por que el, su propia justicia y su amor por esta joven docente lo sobrepasan. No es venganza, fueron esas decepciones, esa impotencia transformada en rebeldía.
Darin no pudo vivir su amor. Siguió rindiendo cuentas a un presente que no dejaba de decepcionarlo. Darin se conformo, darin estaba comodo. Darin es la democracia.
Darin encima tuvo escudos protectores. Rago, derrota tras derrota se alimentaba, nunca se rindió, nunca acepto lo inaceptable, nunca resignación, siempre convicción latente, ejercicio de su poder, de su propio poder, no relegado ni supeditado a quien sabe que alojado en cual expediente.
La justicia lejos de ser un sello esta. La justicia y el punto final en ese sentido serian sinónimos. Darin se la pasó toda su vida pensando y no haciendo nada, solo al final de la película supo como completar “la palabra”. Darin se jubilo y se desayuno la pieza final del rompecabezas, sin imaginar siquiera de su existencia para contagiarse y poder hacerse dueño de su vida. Tomar coraje para ir a buscar a la doctora y encerrarse en su despacho a vivir lo que pensaron que habían podido olvidar. El olvido es ese viejo recurrente imposible de pasar. El recuerdo es tu vida en sepia.
El estado ni pincho ni corto en toda la película. El estado no existe, con la democracia no alcanza. Que lección nos dio pablo rago.
No vivamos nuestra vida dormidos, despertemos nuestros sentires. No dejemos que la causa quede archivada en un expediente. No cedamos voluntades, ejerzámosla.
Victimas somo todos, héroes también podemos serlo.
El mismo ente que patento los crímenes no puede devolverlos hechos justicia. La justicia, entonces, dentro del estado no sirve. Efecto dominó de anulación.

Eleonora