domingo, enero 04, 2009

¿Por qué las guerras no se televisan mas? (Salvo esa pantalla verde por la que avanzan figuras fosforescentes...)


(Volviendo de las vacas me topé con esto del Escriba. Duhalde, Duhalde... un significante roñoso dificilísimo... ¿se puede ser dos o varias cosas a la vez? La mejor versión de sí es que fue un gran presidente. Y todo lo demás también. No importa ahora la fraseología pejotista canchera que supone que todo aquello que no hace pactos con el diablo es blanco, republicanero, idealista... Ese no es -por lo menos- el temperamento cotidiano del Gran Escriba, quien suele apuntar con puntería, valga la. Duhalde inventó algo que ya estaba inventado: que gobernar la provincia de Buenos Aires era tener mucho, todo, el poder. Claro que no se trata de toda la provincia. No se trata de los kilómetros bellísimos alfombrados de girasoles que pueden rodear a Cristiano Muerto, en lujosas tierras casi sin hombres. No. Se trata del conurbano, esa franja de Gaza, a la que Kirchner le adhirió una premisa mejor: gobernar el país es, sobre todo, mas que nada, obsesivamente, gobernar el conurbano bonaerense. De ahí que nadie esté mas solo que Scioli. Y que nadie tenga, en el espejismo mediático y en algo mas que eso, mas poder que Scioli. Lo que pasa es que la presidencia de la Nación Argentina tiene su sede territorial inmediata en el conurbano bonaerense, y Kirchner transformó a la gobernación en un débil ejecutivo de la presidencia (Presidencia concentrada - intendentes arrabaleros). Duhalde consolidó con aura mazorquera esa tendencia irrefrenable. Yo no creo, no afirmaría, que Duhalde construyó el conurbano, o eso que llamamos con desdén, o sea, los muchos municipios que forman y ayudan a formar el área metropolitana. Duhalde construyó el equilibrio, o un orden posible, horrible, cuando era previsible observar que las políticas nacionales que llevaba a cabo un presidente -del que curiosamente supo ser vice- iban a impactar en el alma y el cuerpo de esos millones de bonaerenses de manera brutal. Para el cuerpo tuvo un plan de operaciones del que se sabe tanto como ahora, porque perdura, y para el alma tuvo algunas curitas y polos sociales que predicaban por ahí los restos del evangelio según San Mateo. En tal caso... Duhalde es el huevo y la gallina. Sobrados pergaminos roñosos para ahora hablar de "lo social". ¿Por qué el entusiasmo kirchnerista debe ocultar el origen duhaldista de la gesta? Duhalde ha hecho metástasis en la política argentina, y hasta algunos de los que sonríen en la foto a la "izquierda de Kirchner" son amigos de Duhalde. Ahora bien: nada de lo dicho ayuda a desentrañar de qué estamos hablando cuando hablamos de Duhalde. Hablamos sobre una marea de interpretaciones que, a juzgar por las acciones concretas de su viejo gobierno de un año y pico, muchas veces son injustas. Pero estamos hablando o pensando, creo yo, frente a un misterio, el misterio de uno de los hombres mas importantes de la política argentina, uno de esos tipos -cuyo juego- escapa también al vizcachismo bloguero que ejecuta su artillería on line. Lo cierto es que es probable que lo único que podamos pensar es que hay una "baldosa floja" en lo social como para que ese hombre, meticuloso y frío, vuelva a cargar las tintas ahí. Cosa que ya todo el mundo venía pensando. Pero que esa baldosa floja lo sea de una manera tan evidente, que permita que Duhalde no sólo hable, sino que asomen rastros de renovada legitimidad en ello, pone en blanco sobre negro que el final es en donde partir, o, que la única oportunidad histórica del kirchnerismo se está perdiendo, y esa oportunidad de alguna manera tenía que ver con los pobres, con la pobreza, con ciertas esperanzas de impronta redentora. Si Duhalde vuelve a posar afligido por el dolor del cartonero... ¡mamita! ¿Pero viste que Duhalde tiene algo medio en el tono, medio en la mirada, que te hace pensar cuando habla de pobreza en algo: que la conoce? Es un tipo de las entrañas de ahí. Pérsico siempre va a parecer un tipo de la periferia duhaldista. ¿Y eso es deliberadamente elogioso? ¿Eso tiene que ser así? ¿Duhalde y el conurbano pobre es como Cavallo y la convertibilidad (tiene una "intimidad" con la cosa...)? Duhalde fue un gran fusible de la convertibilidad, fue quien pensó ordenadamente su salida, construyendo pequeñas batallas orgánicas (¿recuerdan el Congreso de Lanús?), y quien resistió el embate de la caída del poder adquisitivo en el salario real. Cometió ese sacrificio necesario, en condiciones que ahora parecen notablemente favorables cuando no lo eran. ¿Pero cuál es el límite de ese elogio? La duda sobre Duhalde es una cosa que pasa por el temor, y no hablo del temor al pejotismo, o cosas así, hablo de un temor que podría formularse así: ¿dónde termina el trayecto de este tipo?, ¿cuál es su función en la política argentina? Ahora que es tan clara la de Alfonsín, Menem, etc. Bueno, masomenos por ahí va la cosa que me despertó ese gran post del verano.)

4 comentarios:

Nicolás Tereschuk (Escriba) dijo...

Comparado con sus posts, sigo participando, querido.
Habrá leído esto, Supongo:

http://criticadigital.com.ar/impresa/index.php?secc=nota&nid=17988

Su post y algún otro, esta nota también me confirma que uno puedo escribir medio mal, pero al pedo, creo que todavía no.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Muy bueno, muy bueno. Me animaría a decir, Martín, que pocos entienden al conurbano como vos. (Recuerdo un texto sobre el conurbano como la toldería indígena decimonónica.)
Creo que estos temas necesitan de muchas charlas alrededor de unos vinos para poder empezar a comprender. Creo, no sé, yo todavía no comprendo.

Luciano dijo...

Este post chorrea lucidez, Martín.
Y das en el clavo cuando hablás del temor a Duhalde, esa sensación de que tiene posibilidades reales de seguir jugando fichas, de mutar palabras en concreciones. Sensación amenazante para el resto, como que en el bagaje el tipo guarda algo más.
Pero esa redención fallida del kirchnerismo con los pobres tiene su origen en gestualidades políticas que los Kirchner fogonean desde una concepción equivocada, que hace posible la legitimidad de Duhalde, y que con el tiempo puede ser suicida.

Saludos

Martín dijo...

Gracias che por el triple mimo. Escriba: lo importante es tener sobre qué escribir, y eso se tiene o no. Vos marcás agenda, yo comento. MEC: no sé si me cabe lo del conurbano, claro que en una charla sin límite de tiempo y regada de vino uno puede ir mas allá de los límites que impone el post. Por lo pronto uno razona sobre experiencias, sobre la experiencia de amigos y compañeros, y como principio poner en tensión la voluntad idealizante que muchas veces tenemos sobre realidades complejas y decisivas como esa. Aunque a esta altura hablar de "conurbano" como si englobara una sola cosa... Luciano: la peor gestualidad es la que engaña o la que supone acciones que no se hicieron. Hay un vacío entre las palabras y los hechos que es natural en la política, es mas: no habría política sin esa relación confusa entre palabras y hechos. Quizás hablás de "lo desmedido".