lunes, septiembre 17, 2007

Paraguay

La máquina colorada largó al Oviedo... y ya hay encuestas (ése pulso) que dicen la maravillosa música a los oídos del histórico partido: que Lugo ya está puntitos abajo del ex militar proscripto. El coloradismo, igual, ya da síntomas de su desvanecimiento: juega con jugadores que no son propios, aunque, aunque, en Paraguay cabería la del General: en Paraguay colorados somos todos. Veremos. Mientras, ¿no era que la fórmula iba a ser conjunta, Lugo-Oviedo, aliados también a los históricamente funcionales Liberales? Oviedo cumple las de la ley: milico en cana amado por el pueblo. Ese círculo en Paraguay no podrá permitir el boom editorial de una pluma de izquierda, oligárquica y sensible, no. Y el bergoglismo latinoamericano (qué duda cabe que Bergoglio influye -incluso- fuera de nuestras fronteras ardientes, hubo una manito invisible de su incienso para que el sandinismo último coma del pan clerical) enfrenta a los grandes aparatos partidarios con la leyenda de la américa agraria en la mano: en Paraguay, su movimiento campesino, nace de las LAC (Ligas Agrarias Cristianas), y claro, se fue de las manos, por izquierda. Paraguay es el centro de todo.


Volverán oscuros

Del solar patíbulo de la conscripción.
Con el dólar rojo rescatado de los vidrios del agua,
y sus gemidos al alzarlo y contrastar en el sol
si es moneda pura, sí,
no es la copia de un cartílago del negro
que relincha guacho sobre el niño que se entregó envuelto en la bruma
de un poncho colorado, polvo, polvo, polvo.
Del medio del agua, isla de agua helada en medio del fuego enemigo: pañal de hielo.
Los macacos quemaron un hospital:
¿se sentaban a comer uvas blancas y verlos a todos los niños
y sus madres arder?
Cuando se acabaron los hombres paraguayos
los niños fueron llamados: golpeaban las campanas
como si sirvieran la copa de leche,
bronces
contra
el
tronco:
chispas de fuego en el agua de bomba: de las entrañas
de la tierra, como
donaciones de pavas y de anillos,
del fondo arcilloso de las madres,
del talón de ellas que pisaron las últimas flores, jazmines.

4 comentarios:

nv dijo...

donaciones de Paraguay: gracias Martín por ellas

Anónimo dijo...

poemas periodísticos? patetic!

DF dijo...

Periodístico las pelotas, todo lo contrario.
No sé si es un buen poema, Martín. Me parece que sí, que es un buen poema, y hasta quizá uno muy bueno. Pero me importa por otra cosa: el temblor humano (sí, humano), la energía, el pathos. Lo veo como una patada en los huevos a la suficiencia, el tilinguismo y la creencia en que mejor uno es cuanto más uno se caga en todo. Me sorprendiste, y te lo agradezco.

Martín dijo...

Gracias Daniel, un abrazo.