miércoles, julio 21, 2010

Si la escena es que Franco entierra a Mauricio

Si el ocaso político de Pro se representa como la derrota de Mauricio contra Franco…

*
La cosa fue más o menos así: primeros días de gobierno. Primeros días decisivos como ningunos otros: despedir 2000 empleados públicos era la receta del debut. Gabriela Michetti medía el impacto de la medida con una frase insolente: "estamos gobernando". Ese modo de solapar la fuerza me gustó. Gobernar es despoblar. Por lo menos el Estado. Asumía Michetti que gestionar es lo menos conservador que hay: y el status quo progresista debía ser arrancado simbólicamente atacando su corazón, su Estado bobo, esa capa de programas en desuso que mantenían pequeños nichos de militantes. Si ladran es porque estamos gobernando. Sutecba y ATE se rebelan. Todo previsible y feliz para la masa reducida de funcionarios más o menos avezados que venían a cumplir su misión. Pero para el racimo de jóvenes profesionales de fundaciones con que se empezaban a ocupar las dependencias no. La cosa fue más o menos así: uno de los nuevos coordinadores de una dirección (de reciclado urbano) enfrentó aquel día de verano caliente con cara pálida. Es que no hacía mucho que había dado el salto público y el clima sobresaliente de paro y movilización lo desconcertaba. Él conocía a la junta interna de ATE de su sección, la que se había asegurado que ningún afiliado concurriera al edificio. Sutecba descontaba el acatamiento. El coordinador llegó con el diario en la mano. Lo tiró arriba del escritorio. La excitación cupular –dijimos- era inversamente proporcional al desconcierto de esas "bases" que estrenaban posiciones intermedias. El coordinador abrió la agenda para buscar el celular de Maxi, uno de los pocos trabajadores del área con el que se podía hablar. No había nadie alrededor. Alguna secretaria de la mesa de entradas, que no lo vio llegar y siguió chateando. Llama. Maxi era cercano a ATE. Maxi atiende a los gritos: la calle, los gritos, los cantos, los bombos, los bocinazos… El coordinador oye el quilombo y le dice, tragando saliva: "Maxi… ¿yo tengo que ir a la marcha?".

*
Macri gobernando demostró lo mismo que Ibarra. Ni mucho más, ni mucho menos. El macrismo sigue siendo funcional a un tipo de cultura política de estos años: cumple los requisitos para formar "el enemigo ideal" (como Ibarra, que era "el enemigo progresista ideal"), y sirve a muchas fuerzas de izquierda (kirchneristas y no) para mantener una gimnasia de lucha que no aportan en otras disputas que siguen implicando la lucha intra-estatal (como la ocupación civil del Estado Policial en la provincia de Buenos Aires, Río Negro o Mendoza). Macri por acción todavía no mató a nadie. Por omisión, seguro. Casi, casi, no gobernó. Apenas dio algunos pasos de los que supo volver, y en esas vueltas hizo estilo. Como todos los que gobiernan lo hace desde ese limbo que borra las mediaciones que hilan la muerte –por ejemplo- de un niño bajo un puente con sus decisiones cotidianas: la gente está afuera, la gestión está adentro. Lo social son los "daños colaterales" del misil lanzado con el objetivo del bien común. Eso es así aquí, allá y en todas partes. La política no es una cosa que se hace a propósito. La política es una máquina de salvar la conciencia individual. Todos duermen, todos duermen, todos duermen tranquilos y en paz, sin ningún muerto adentro: y la noche con alplax es la simple noche monótona en que se oye el run run de las conspiraciones, un aserradero natural del que las pastillas te alejan en balsa hasta el próximo amanecer. Y así, Macri no aparece en un precipicio a causa de ser un político déspota o cruel, aparece como alguien incapaz de adaptarse, de construir una inteligencia de Estado, de aceptar reglas que no fija. Una pregunta morbosa es: ¿cuánto dura Macri con la presión política de 200 muertos atrás? ¿Cuántos días más de gobierno dura su gobierno si tuviera a un Cromañón en sus espaldas? Pro sigue su destino sudamericano: adherirse a una colectora peronista para –como dice Artemio López- yugular la candidatura peronista oficial y debilitar su acceso al 40. Pro es un hijo legítimo de la democracia y, al día de hoy, y aunque el año que viene como viene reelige fácil, ya no es el niño mimado de nadie. Mauricio Macri falló, le falló a su padre, murió en la suya, se dirá, si es que tiene que morir.

*
Fórmula que faltó en el duranbarbismo: menos Estado es más política. Y por supuesto que en clave politiquera: rosca, sobres, aprietes, cajas, y demás, pero toda idea de “reducción” estatal a la que está limitada una parte de la idiosincrasia de la derecha argentina significa una compensación política que no es otra cosa que una capacidad de rosca infernal que ate cabos y apacigüe al extremo los efectos. A su vez, la política está llena de detectores de metales: nadie pasa con los códigos empresarios al mundo político como si nada… La política es un lugar de invenciones sofisticadas. Menos Estado es más muñeca y cintura. La década menemista fue dominada políticamente por un visionario de esa conjugación. Y Menem tenía entre sus filas a políticos que jerarquizaban el estigma menemista. Lopérfido en los primeros meses de la Alianza en el poder, entrevistado por la revista Viva, confesaba: extrañamos a Corach. Macri mezcló sin gracia a gente buena como Montenegro, a algunos cuadros peronistas de esos que “parecen hacerlo todo fácil” como Santilli y Ritondo, a jóvenes que quieren “dar una mano”, a gente de la derecha pura y dura, y de fondo: hombres poderosos que, como en muchos casos, son hombres que no tienen cargo. El macrismo tiene demasiados hombres en el poder sin estar en el gobierno, demasiados paralelismos, todo fue pensado como un gobierno pantalla, donde otros cocinan detrás. Porque un gabinete también puede ser un acto de sinceridad, la confesión de dónde están los poderosos y los mediadores. Macri no tiene su De Vido. Sólo tiene fuertes en las sombras que desconciertan mucho a quienes están en la vidriera ministerial. (¿Alguien es capaz de borrarle la cara de ojete a Grindetti, por ejemplo, otro hombre en el gobierno y sin poder?) Para Macri toda la política es un juego por el que no circula finalmente el poder.

*
Una percepción feliz de la democracia es que lo que se venía a domesticar se domesticó... Pregunta: ¿todo el despliegue de la SRA durante el 2008, con sus lobbies visibles y sus actos multitudinarios, no fue una maravillosa demostración de integración democrática? Kirchner intentaba ponerlos afuera (¡comandos civiles!) mientras las multitudes de los pueblos los ponían adentro. Todo en democracia terminó de entrar, según parece. Es decir, una democracia corporativista (?): el modo robusto del orden. Han vuelto grandes palabras a la Usina: paritarias, 82% mínimo, vital y móvil. Palabras que estaban afuera, que se dejaron de usar en décadas, en los '70 u '80, palabras como los gordos desocupados de Carpani que miraban con melancolía el humo de otras chimeneas. ¿Pero es más desierto el desierto de la gente sin corporación? ¿La sociedad no existe? ¿El Pro cae desde su propia Corporación y finalmente Mauricio no es Macri?

*
¿Ha ocurrido la realidad del deseo de la izquierda de que una derecha popular sólo tiene oportunidad en un escenario "a posteriori", es decir, bajo el impacto y los efectos de un disciplinamiento ya consumado, que en la Argentina hacían los militares o hacen los mercados? ¿Ya no hay derecha + democracia antes de la guerra?: ¿hay derecha + democracia después de la guerra? Esta es una versión extendida de la estructura del poder: el Estado puede contener prácticamente todo. Pero a la oportunidad para que "vuelva a gobernar la derecha" se le impone la realidad de toda la distribución de mediaciones, intermediarios y poderes fácticos que en estos años renovaron sus licencias. Y sin embargo, a pesar de todo, han vuelto algunas nociones inevitables de lo que es derecha e izquierda. Se le acabó la prepolítica a la democracia. Lo que no se pactó no se pactó. Ni Moncola ni Moncada. Nada más. Este país se volvió tan ingobernable por derecha como no tan perceptible de que aún así es más justo. ¿Cuánto más justo que el de diez años atrás? Admitamos, nuestra idea de derecha es confusa: es más difícil gobernarlo por derecha aunque no sea estrictamente más justo el país que se gobierna. (Y esa es la melancolía del militante del Movimiento Evita, y esa es la esperanza del militante del Movimiento Isabelita.) Macri no cae por derecha, no empieza a caer por ser de derecha, empieza a caer porque "sobreofertó" (A.L.) sus habilidades y desconoció el instrumento que siempre sobró o sobre el que siempre creyó que había que abusar: el Estado. Macri actuó como una derecha sin Estado. Sí, es un problema de reglamentos, de inexperiencia, de traiciones obvias.

*
Si la escena es que Franco entierra a Mauricio: es una fea escena. Mirá que Mauricio es Macri, le podría decir el hijo antes de caer.

*
No hay lucha de clases, "hay interna burguesa".

*
En la novela negra Todos muertos hay dos momentos alrededor de la fuerza y de la inercia, dos fugas: un ladrón de cubiertas en el primer capítulo, durante una huida, suelta la cubierta que acaba de robar de un auto estacionado y el narrador abandona la fuga del ladrón y sólo sigue la caída por las calles de la cubierta (hasta que en algún momento choca contra algo y para); y en otro momento, el mismo ladrón de cubiertas huye en moto de la persecución de los dos polis y en la huida pasa entre medio de dos camiones de transporte que zigzaguean un poco, lo que produce que una brillante lámina de acero se desprenda de uno de los camiones y lo decapite arriba de la moto. Pero interesa –de nuevo- sólo el modo en que esos músculos se mantienen aferrados a la moto mientras rueda la cabeza como una pelota al costado de la avenida y uno de los choferes cuando ve una cabeza rodando pierde el control y todos se van chocando y deteniendo, incluso los policías que no pueden creer los desgraciados efectos de su persecución cuando ven la cabeza rodar, pero el jinete sin cabeza sigue un poco más arriba de la moto por la avenida helada, y parece que toda Harlem está cubierta por una lámina de hielo que hace más filoso y resbaladizo y violenta la prosa de Chester Himes. Balzac negro.

9 comentarios:

mecasullo dijo...

Uh, otro lector de Chester Himes. Creí que era la única del país. Brindo por Coffin Ed y Gravedigger. Abrazos, MEC

Pablo dijo...

Martín, mi opinión es que Macri es un idiota, y que eso no quiere decir nada. La inercia de acumular supongo que tiene que estar acompañada de un cálculo, de una estrategia, sino sólo es el beneficio secundario de la idiotez: la conversión en víctima. Macri tiene ideales (ideales de derecha; administrar, gestionar, gobernar es de derecha), pero creo que una política consistente (incluso de derecha) no se construye con ideales, ni con tránsfugas, ni con la Folha de Sao Paulo, ni con gente de la UADE, y mucho menos con curas ultramontanos. Supongo que se construye con poder. Y supongo que esa es una de las razones por las que nunca milité. El poder es el arte de controlar la voluntad ajena, de manera coercitiva o democrática. James Ellroy, que es novelista pero podría haber sido policía (y yo no creo en el policía bueno aunque la policía mantenga la "disciplina" por acción u omisión), insiste que la moral media es la moral de la policía. Ese acierto tuyo: piquete y cacerola, después recomposición del orden paterno-estatal, los policías de Ellroy lo resuelven con la violencia. Macri nunca tuvo policía ni política. Parapoliciales, sí. Al Fino palacios lo compró de oferta. Ese ya no era un policía. Los empresarios argentinos siempre compran (o mejor: venden) malo y caro por peor y barato. Y ahí están. Pero me pregunto: si estos tipos cocinan algo detrás de las cámaras, ¿qué cosa es? Porque de lo único que dieron prueba hasta ahora es de estar cocinando los restos de una generación reventada por la autoayuda, el power point y los cereales kellogs, sin nada en la cabeza, ni siquiera marihuana como para no ofender a los opus dei que los salvan todos los días desde las páginas de La Nación. Sólo reproducir de la manera más costosa el orden paterno-estatal. Y ahí están. En ese juego a pura pérdida.

manolo dijo...

Una Belleza.
Un abrazo

Luciano dijo...

Espectacular, Martín.

El Conurbano dijo...

que genialidad, por favor.

me lo llevo para desparramarlo por twitter y otros lugares.

Marmaduke/Eddie/Matt dijo...

Te soy franco: leyendo comentarios como el tuyo me siento así de chiquito, un dilettante de porquería.
Gracias. Por favor también: decile a mecasullo que yo también leo a Himes. En todo caso, ya somos tres.
Eddie

Chofer fantasma dijo...

Vamos por partes. Cada trozo entre estrellas merece masticarlo un rato, si me permite la metafora rumiante.
Al primer bloque digo: y si, es así nomás. Muy bien hallada la pintura del lechuguino sin una pálida idea, y rodeado de tipos que si tienen idea, pero que jamás seráin consultados ni votados
Ahora, ¿Y cómo hacemos para que el gobernar sea posible, cuando las recetas de tomar el poder y despues ver que hacer (à la Durán Barba) fallan?
¿Servirá crear una escuela de administración que funcione? Creo que hay una, pero no se supo más
¿Se podrá crear un sindicato municipal que sepa cómo gobernar, pero que no sea tan piantavotos? Es curioso que los vecinos sean “la patronal”.
¿Se podrá crear un gobierno donde las estupideces "significantes", tal como hechar 2000 tipos, o medir el uso de papeles y biromes sea políticamente insoportable?
Es cierto que hay otros distritos donde el desgobierno es mas dañino y el pedido suena más urgente. Pero que esto pase en un distrito rico, donde la restricción presupuestaria es menos evidente, ilustra el problema muy evidentemente .
Creo que estará de acuerdo, el discurso eficientista prende tanto porque nuestro estado está muy mal administrado. Despues podemos añadir a las causas las zoncería criolla, el gorilismo, y otras consignas fundacionales de la progresía. No me opongo a este discurso, quizás sea justo y necesario, aunque seguramente es poco útil.

Chofer fantasma dijo...

El párrafo que empieza con “Fórmula que faltó en el duranbarbismo: menos Estado es más política…” sigue muy bueno hasta el fin. Pretendiendo desenvolver algunas ideas más agrego: Yo escuché a un capo de Recrear llamar a Eduardo Duhalde “el más brillante estratega…”. Cuando lo dijo me cayó la ficha: hay un modo de gobernar que no hace lo que la gente quiere, aunque resuelva los problemas urgentes, o los configure distinto. Zafan, pero nada cambia.
Pensando en el abismo evitado, los mas conservadores aprecian sus logros, pero los que aspiran a cambios no se conmueven. “Seguimos en la mierda”, dicen.
Entonces: Los que imaginan que las cosas relevantes en una ciudad de cuatro millones se pueden arreglar charlando con cuatro tipos (la comisión directiva del club) o la no política ha demostrado su ineficacia para gobernar .
Pero los que imaginan que los problemas se resuelven rosquendo entre 16 realpolitik doers (presidentes de bloques, un par de jueces, algunos secretarios generales, Nosiglia…), han demostrado su ineficacia resolviendo los problemas que la gente pide solucionar.
A propopósito, un sociedad sin problemas serios, donde solo hay que administrar el detalle favorece la forma medieval (la rosca de los barones), mientras que una sociedad en conflicto urgente puede favorecer el modo cesarista (la corte de los socios del club

sol dijo...

Usinaaaa! vamoooooosssss!