lunes, mayo 18, 2015

Tarde sobre Tinelli

Tinelli los confunde a quienes más asimilan electorado con consumidor. FPV, FR, PRO, entran en esa. Los progresistas o republicanos más pulcros no. Pero hablamos de la “influencia” y… mmm. Mirar un programa supone una distancia, incluso algo que twitter patentó, el llamado “consumo irónico”. Salvo que apliquemos sobre los pobres que ven a Tinelli una suerte de “chori simbólico”: cuando llenás una plaza te dicen que van por los choris, pero cuando la gente ve Tinelli decís que votan mirando culos. Todo el mundo mira Tinelli, ¿qué vas a hacer? Nadie es boludo en este país. A esa hora, en Encuentro, te topabas con la imagen de Borges en blanco y negro. Tele de nicho. El tema es la relación espectáculo – política. ¿Quién está ajeno a eso? Cristina misma supone que la cadena oficial puede ser el armado de un espectáculo, de un baile, con las diferencias del caso, obviamente. Pero Tinelli como Intratables no politiza el espectáculo sino que espectaculariza la política. Los políticos tienen que mostrar su lado humano, su debilidad y convivir con la des-jerarquización, ahí donde cualquiera, un Brancatelli o una Fernández Barrio, en nombre de la democratización de la palabra, te humillan y te sacan del eje: de que el político tiene más responsabilidad y más especificidad sobre lo público. Tinelli los tienta con un rating envidiable, una audiencia policlasista absoluta, y les fija reglas inquebrantables. Como dice Alejandro Sehtman: la emisión misma de Tinelli es policlasista. Él tiene una política propia, y usa de un modo vandorista sus preciados segundos de aire: porque él también negocia cosas del “afuera real”. Me acuerdo de un movimiento intermedio de resistencia frente a eso: cuando Kirchner salió por teléfono, eludiendo a medias la gastada del Gran Cuñado del 2009, pero exponiendo que justamente lo que Tinelli no acepta es que le fijen otras reglas de juego que no sean las de él. Después, sí, es generoso, como lo fue con cada uno de los candidatos el otro día, y a cada uno le dejó hacer su speech. ¿Si yo fuese asesor de un candidato presidencial le diría que vaya? Negociaría hasta último minuto todo, pero Tinelli es una azafata que te puede abrir la puerta del avión en pleno vuelo y el político, ahí, está sin cinturón de seguridad. Es el único que no lo tiene. Qué crueldad.

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