jueves, julio 24, 2014

Una vez, una mañana, básicamente: el día después al cierre del canje del 2005, yo trabajaba en un programa del gobierno de la ciudad y tenía que ir dos veces por semana a la sede de avenida de Mayo, frente al Cabildo. Y esa mañana en la puerta del Cabildo me crucé a Guilermo Nielsen (del equipo de Lavagna), me paré, él iba con alguien más, le dije: "Señor, gracias, usted es un patriota", y le di la mano. Casi llorando. El tipo me miró como si lo hubiera saludado un nativo. En fin. Tengo este problema con Lavagna: no puedo odiarlo.

2 comentarios:

Hernan Baranda dijo...

Siempre dije que si lo encuentro por la calle a Lavagna lo paro para darle la mano (Nielsen nunca se me ocurrió :) )

Martín dijo...

No lo vas a reconocer a Nielsen. En esa época usaba el pelo largo (?). Abrazo