viernes, noviembre 23, 2012

Sciolismo o barbarie

Hay problemas con la criatura. El 20N que completa el 8N.

El gobierno tiene deudas heredadas y deudas producidas. Las heredadas se calculan extendiendo la idea de “herencia” con generosidad para un gobierno que lleva casi diez años de gestión. El kirchnerismo no empezó en cualquier momento de la historia, sino en un momento de inflexión, con una oportunidad que debía ser aprovechada (y que fue aprovechada). Era inteligente y necesario ser mesiánico en el 2003. Pero mientras se disipa el humo de la semana analicemos cuidadosamente el glosario de reclamos gremiales (los más precisos, los menos trotskistas) y veremos que de esa lectura también se desprende un vocabulario de progresos sociales. O sea: todo lo que está en la agenda social, sostenido por movimientos y sindicatos, es un salto de calidad comparado a los reclamos de hace diez años. Los formales tienen representación, una parte de la clase media se representa a sí misma. Y el Estado se conforma con la representación de los invisibles. Mmm.

Hay cuestiones producidas por efecto de la apuesta económica: como el caso de la soja y de la minería, vértices de los procesos económicos profundizados en los últimos años, la estructura territorial, social y económica reconstruida. Viento del mundo de un "yuyo" también zamarreado, digamos, para que las oportunidades de la economía debieran ser las oportunidades de tener un Estado fuerte. He ahí el saldo de un ciclo horizontal que hizo ganadores a costa de algunos sacrificios en las ganancias. Gran década para el agro que el estado puso de mal humor. El kirchnerismo peleado con la naturaleza (?). El desarrollo de esas políticas tuvo y tiene costos y también enormes beneficios. A la larga, después de la riña, todos felices.

También hay “herencias” que estos años no se tocaron y que forman parte de la estructura misma del Estado (“la ausencia de políticas de salud”), u otras que saltaron por los aires, como el transporte público, con su berrinche expuesto de subsidios y su costo pagado con vidas. Esas herencias y deudas carecen de representación y afinan la cuerda del Estado: un discurso presidencial que apela a la sensibilidad general y se agarra del “último”, de los últimos orejones del tarro, de los que necesitan al Estado. Porque esa es la ecuación del kirchnerismo versión 2012: se entiende con los que necesitan y con los que tienen intereses, pero no se entiende con la enorme masa producida, ampliada, de la clase media mestiza que creció, ganó, progresó y desea más.

Lo que se fue logrando en esta “vuelta de la política” es una paulatina extinción de las intermediaciones, al límite casi de volver “molesta” cualquiera de ellas. Un Estado que ya no precisa de nadie que le explique “en el medio” lo que falta, lo que falla, o algún rumbo pendiente o distinto. De un gobierno que tomó el insumo de todo ese tejido social y gremial de “resistencia” pasamos a un gobierno que no piensa más que en términos de estado y de políticas públicas, comunicación directa con el pueblo “humilde”. Fin del periodismo independiente y fin también de cualquier política de autonomía oficial que implique la promoción de cuentas pendientes.

Insisto: el kirchnerismo gestiona necesidades, el kirchnerismo negocia intereses (tomas y dacas, como la ley de ART) con empresarios, pero ha hecho crecer a causa del derrame a ese magma de clase media urbana (8N) y clase media conurbana (20N), que vive en su paritaria de deseos: gente que puede mostrar un buen recibo de sueldo como mínimo, y que no mira al Estado desde “abajo” como se mira al Estado Benefactor. En ese sentido, el 20N completa al 8N, hay un circuito de correspondencias subterráneas entre quienes –se dice- deberían tener pudor por lo que tienen. El gobierno antepone las deudas más urgentes en su discurso, y coloca en un lugar de culpa social a la clase media o a la “aristocracia obrera”. Exige mirar la “totalidad”, como si cada actor, gremio, central, sujeto, cacerolero o lo que sea tuviese en sus espaldas responsabilidades de Estado. Y agota sus recursos políticos: ni Sabatella, ni Abal Medina, ni Moreno, ni Aníbal Fernández, como versiones del progresismo y del peronismo clásico son capaces de establecer puentes. Por el contrario, parecen obligados a su peor rostro. ¿Quién sino Sabatella para interpelar Caballito? ¿Quién sino Aníbal para hablar con la CGT?

Muchas de las deudas históricas acumuladas carecen de fuerza social que las exprese o represente. No hay colectivos de la salud o de la vivienda, por ejemplo, que encarnen la hoja de ruta de una reparación estructural. En tal caso podemos ver que la vuelta de la política -en el sentido de un país donde se discute “de todo un poco”- hizo en nombre de los “relatos” en pugna más inespecífica la conversación, y, a la vez, aunque suene contradictorio, tuvo un efecto monotemático. Quiero decir: se debate todo en una dimensión “cultural” que tiene su dicotomía de fondo (Clarín o Gobierno) pero que subordina cualquier tema de agenda a esa lógica nuclear (sobre todo en los últimos años). Todo tema está en igualdad de condiciones ante la ley (de medios). No hay otras prioridades. Cada cosa dice lo que puede en su timbre gris porque el volumen principal lo tiene esta lucha de poder. Todo finalmente puede ser “funcional a”. (Tras la tragedia de Once surgió un colectivo de familiares y sobrevivientes que persigue de cerca -en el seguimiento de la causa por la tragedia- las políticas públicas de transporte; pero recuperemos una imagen de aquellos días: en la primera carta los familiares empiezan mencionando ¡la cobertura mediática del accidente!) Por debajo, la política más firme del gobierno encarna la obsesión de “sostener la actividad”, mantener el consumo popular, algo que tiene estos costos de amortización de los recursos humanos y materiales, expresados del peor modo posible -por ejemplo- en la oración “murieron arriba del tren muchos que ahora tienen adónde ir a trabajar”.

En esa confesión de parte, cruda, aparece la idea del trabajo como un ítem fundamental. Se sabe y lo dijo Néstor: “llegué con más desocupados que votos”. El trabajo es la obsesión, fue la obsesión, será la obsesión. Ahí se concentran los esfuerzos: en el sostenimiento del empleo. Se puede sacrificar la calidad del empleo, del transporte, de la salud pública pero no la cantidad de empleo. Todos a laburar. En ese marco, la agenda de la CGT es legítima y reformista, y no parece suficiente para una sensibilidad que la juzga como la parte beneficiada del “todo”. Un todo que se expresa -al menos retóricamente- en dos dimensiones: la de los últimos (informales, marginales, indios, “Barbaritas”) y la de un amanecer cultural que irrumpirá tras la caída del espejismo Clarín. Hay algo de subestimación cultural en esa excesiva apuesta a poner tan en primer plano a Clarín, grupo que sería dueño de un hechizo social que pronto se revelará. El 7D parece el día en que se descubrirá para todos los creyentes la fórmula de la Coca-Cola democrática.

Pero lo que discute la CGT de Moyano no es sólo la distribución de la riqueza, no es sólo la adecuación de instrumentos tributarios o de justicia social, sino la distribución del poder político. Cualquier actor de la política quiere tener su paritaria con Zanini. Algo que el propio Moyano vino haciendo desde el principio (¿se recuerda su discurso de fin de año de 2007, con Cristina ya electa?). A media distancia este paro debería ser visto como normal, como parte del crecimiento con inclusión, que es, en el fondo, una promesa guapa de quilombo. Pero la presencia omnímoda de Clarín en la agenda unifica todo, ajusta todo a los hilos invisibles del “lado Magnetto de la vida”. No hay zonas descubiertas, ni azar, ni nada que carezca de una explicación que esté fuera de esa línea. Para los que no creemos que hacer medio sobre medios sea el motor de la historia, podemos percibir que hay algo de la “vuelta de la política” que incluye una política que te tapa el bosque. Un día también se podrá mirar un problema de frente, a los ojos, detenerse, decidir. Y asumir los costos que se pagan en esa decisión.

El 8N y el 20N representan ese magma intermedio de beneficiarios. Son el dato de una incorporación al mercado laboral que habla bien del gobierno aun cuando expresan su malestar y cuando las organizaciones gremiales se hacen eco de ese runrún (presión fiscal mas inflación). Así, en esa perspectiva, en lo profundo que se mueve hoy, la fecha del 7D carece de determinismos directos sobre la población. En este país hicimos más importantes a los 100% Lucha de la batalla cultural que a un Randazzo, el ministro XL que en quince días te entrega un DNI aunque vivas en Villa Palito.

Porque si ante cada protesta las mediciones oficiales posteriores se reducen a calcular cuánto afecta al bloque del 54% (y la respuesta es: “nada, nos volverían a votar”) eso vuelve increíble la muletilla de la presidenta cuando dice que gobierna para los 40 millones de argentinos. El kirchnerismo es desafiante y polarizador pero tuvo un acompañamiento ciclotímico en las urnas, y ese nubarrón asoma por encima del humo de los vende-humos. Y ese dato es el que más erosiona el anhelo chavista que tanto entusiasma a muchos ideólogos infantiles. Es el gobierno del 23, del 49, del 30, del 54%. El gobierno que tiembla por “unos puntitos” Tener clase media es ese quilombo. ¡Viva el quilombo!

Néstor y Alberdi nos enseñaron en sus siglos la mejor forma de ser: republicanismo sucio (“hay que gobernar la sociedad”). Hay que decir cómo seguir haciendo eso.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

"Gobernabilidad o muerte", es la consigna previa a "Sciolismo o barbarie". Pero el secreto mejor guardado del peronismo siempre fue su capacidad para representar a la parte que no aparece como tal, ese universo invisible que sin embargo es determinante. Ya sea cuando emerge, o cuando se sumerge. Ahí está el verdadero quilombo de la política Argentina, Martín.

El Pulpo Verde dijo...

No me parece una casualidad que en el mes previo al 7D se hayan producido estos dos sucesos en contra del gobierno.

El cacerolazo fue un evento meramente opositor. Lo que se escuchaba ahí dejaba en claro que la inmensa mayoria de los que participaron pertenecían al mentado "46%". Para mi Clarín tuvo un papel protagónico pues los organizó a fuerza de fuck you's y los juntó a todos en la protesta.

El paro fue mixto. Convengamos que la CTA rolinga de Micheli fue, es y será oposición mientras que la CGT camionera de Hugo son apoyos perdidos. Clarín también ayudó. Por un lado instaló que iba a ser imposible trasladarse. La Gral. Paz era un placer vea. Y también ayudó a juntar agua, aceite y vinagre como quedo a la vista en la conferencia de prensa, un verdadero momento kodak.

Con esto no quiero decir que la gestión K anda bárbaro y que todas las críticas son giladas de Clarín. No. Lo que digo es que Clarín está usando todos sus recursos para debilitar al gobierno y que estos dos acontecimiento tuvieron su sello mostrando que le disputa poder a un gobierno con 12M de votos. Pero en este contexto 12M, Cristina, como Saurón, no comparte el poder.

Saludos.
@JPetruza

Martín dijo...

Perdón, Pulpo, pero no coincido para nada. El 7D también es una imán de sentidos que te atrapan todo.

Anónimo dijo...

“El trabajo es la obsesión, fue la obsesión, será la obsesión. Ahí se concentran los esfuerzos: en el sostenimiento del empleo. Se puede sacrificar la calidad del empleo, del transporte, de la salud pública pero no la cantidad de empleo. Todos a laburar”.
El problema se agrava cuando el gobierno quiere sostener el empleo flexibilizando los derechos de los trabajadores. La flexibilización siempre se intentó justificar argumentando que los que tenían derechos reconocidos debían ceder parte de ellos para que los más postergados pudieran ampliar o acceder a parte de los mismos. Históricamente los resultados fueron que esos derechos perdidos no fueron a parar a manos de otros trabajadores y tampoco se incrementó la creación de empleo.
Más allá de la pelea política con Moyano, gran parte de sus bases sindicales lo bancan en la pelea con el gobierno porque ven este cambio de políticas, y sobre todo de discurso del gobierno como inaceptable.
Hay dos hechos puntuales (mínimo no imponible y solapamiento salarial) que el gobierno no puede seguir negando, salvo que se resigne a perder definitivamente el apoyo de éstos sectores que se ven afectados por los mismos. El 8N desaparece si se soluciona el problema salarial de los empleados jerárquicos fuera de convenio y el 20 N si se modifica el mínimo no imponible de ganancias.
Saludos Sting

oca dijo...

Bueno, siento que este post lo leí mil veces en los últimos 2 meses. Es el "estilo Alberto Fernández". Antes todo era lindo, pero Cristina "rompió representaciones intermedias". ¿Cuáles son? Me gustaría que alguien las enumerara. Aparte de Moyano, ¿qué otro ex-amigo tenemos?

Se pueden escribir libros enteros sobre el presunto desentendimiento del kirchnerismo respecto de la clase media. Pero ahí no hay análisis social. Por supuesto que hay que preocuparse por el "último", por los "invisibles". ¿Por qué? Porque estamos en el medio de una crisis mundial. Y si no cuidamos a los últimos, ¡adiós! Cinco millones de personas al tacho. Prefiero que me putee Caballito por no dejarle comprar dólares o casas, y Moyano por Ganancias (un reclamo totalmente miserable, por otro lado). Y me hago cargo del costo político.

Hablar del último año de gobierno sin proveerse del marco de la crisis es caer en el albertofernandismo. Toda esta pelotudez del sciolismo idealista JAMÁS se pregunta qué haría Scioli con este quilombo. La respuesta es obvia: se endeudaría. Nosotros no queremos ni deuda ni devaluación. Por eso hacemos esto. ¿A alguien se le ocurre algo mejor?

Y por último: por supuesto que toda la puja política se reconduce a Gobierno vs. Clarín. Son respectivamente las conducciones del frente popular y del frente conservador. Basta de quejarse de esto. Es así. Es como lamentar que durante el siglo XX todo haya sido capitalismo versus comunismo.



El Pulpo Verde dijo...

Si, Martín estoy de acuerdo con que el 7D es un imán que atrapa todo. Un imán que direcciona voluntades y todo lo tiñe.
Y el 7D es Clarín.

En ese sentido digo que, para mi, el peso que le das a tus críticas también están adentro de ese campo magnético y, por lo tanto, distorsionadas en su dimensión porque toman como marco de referencia dos sucesos generados y distorsionados por ese campo magnético. Por ese imán.

Admito que el comentario sobre "albertofernadismo" de arriba está cercano a mi manera de ver las cosas. Sin embargo, y teniendo en cuenta la desmesurada importancia que se le da a las formas en vez de al fondo, un juez te condena si no le gusta lo que decís..., mesuro mis palabras. Pero, por si alguna falta hiciera y si a alguien le importase, aclaro que hablo desde ahí y pienso que este es, acá y ahora, el mejor gobierno posible con todas las cagadas que hizo, hace y hará.

Todas las noches le rezo a San Néstor para que el "Nunca menos" excluya a las cagadas...

Saludos.
@JPetruza

Mariano T. dijo...

Me causan gracia las apelaciones a la "crisis que viene de afuera".
CRISIS ERAN LAS DE ANTES, LA ÚLTIMA FUE LA DE 2009, y fue relativamente liviana.
El mundo nos ha sonreído estos 10 años, y lo sigue haciendo.
Las restricciones actuales obedecen a la crisis de divisas provocada por un combo de atraso cambiario, un agro cuya performance exportadora se esta estancando, y sobre todo la monstruosa cuenta energética (fruto de errores desde 2005)-
No puedo conjeturar sobre adónde irán yendo las "opiniones públicas" (porque no hay una sola, pero por favor no metamos coartadas fáciles de refutar en este debate.

Anónimo dijo...

¿No se aburren un poco felándose entre pares? ¿Solo discuten de estas cosas en los blogs? ¿O tienen algún espacio orgánico donde intervenir sobre el curso del kirchnerismo? Supongamos que tienen, ¿también tienen la obligación de empezar con el recuerdo que estamos mejor, mucho mejor, que en el 2001? ¿Así miden su pertenencia al kirchnerismo? Sin repetir y sin soplar, enumere estadísticas que demuestren que Argentina está recontra bien y que en un futuro podría estar recontra mejor, sin que eso signifique que yo, Silvio Soldán, opine que ya deberíamos estar recontra mejor, porque todo a su debido tiempo.
¿A esto se refieren con la vuelta de la militancia? ¿A escribir entradas y comentarios en un blog, a discutir en la mesa familiar, hasta pegar un puesto de funcionario?

Anónimo dijo...

Ha pasado el tiempo y me gustaría que el amigo que decía que el Kirchnerismo no tenia enemigos ni pagaba costos nos contase como la ve ahora.