
"La ciudad era, un poco, diferente. Tenía tiendas y se feriaba todos los días. La sociedad no era una sola y sus diversas constelaciones se permitían no estar muy de acuerdo con el asesor letrado y otros funcionarios. A la vez, yo me permitía prescindir de la sociedad. El gobernador era mi secreto cómplice."
Dios Zama.
Impecable.
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